A la estatua le faltaba el brazo izquierdo y el derecho estaba podrido, tenia la palma de la mano abierta invitadolos a acercarse, sobre la cabeza lo que en antano debio de ser una bella corona estaba cubierto por enredaderas mostrando una masa amorfa. Sus hombros, rotos y erosionados, al rostro le faltaba un ojo y el restante te miraba con malicia.
La imagen de la figura hizo que la bilis subiera por su garganta y sintio que en cualquier momento la grotesca estatua se le acercaria y le hablaria al oido con su putrido aliento "ven conmigo y dejame contarte una historia"
