El Observador - Cuentaarcos

A lo largo de las edades incontables, Kuro ha sido un espectador silencioso de la danza eterna del tiempo. Ha presenciado el nacimiento y la muerte de incontables civilizaciones, viendo como surgian y caian como olas en el oceano del tiempo. En sus manos yacen tesoros de inestimable valor, cada uno contando la historia de un reino olvidado, de heroes caidos y amores perdidos.
A pesar de poseer riquezas incalculables y habilidades que desafian la comprension humana, el unico deseo que anhelaba Kuro era el don de la muerte, una liberacion de su eterno tormento. Este anhelo arraigo en el durante una epoca cercana a la edad media, cuando sus pasos lo llevaron a conocer a una mujer extraordinaria.
Esta mujer era una alquimista cuyo ingenio rivalizaba con los mismos dioses. Habia logrado replicar la elusiva piedra filosofal, fuente de vida eterna y transmutacion ilimitada. Sin embargo, la codicia de la Iglesia por poseer tal poder la convirtio en blanco de sus garras. Herida y acorralada, en un ultimo acto desesperado, decidio ingerir la piedra filosofal, transformandola en una pseudo inmortal.
Anos de fuga y ocultamiento siguieron para la alquimista, mientras se enfrentaba a una vida marcada por la sombra de la Iglesia y la carga de la inmortalidad no deseada. Pronto se dio cuenta de que la libertad completa era una quimera, una quimera que nunca podria alcanzar mientras la Iglesia la persiguiera incansablemente.
Fue en el momento mas oscuro de su existencia, cuando las sombras de la persecucion se cerraban a su alrededor, que Kuro aparecio como un destello de esperanza. Con un poder que desafiaba la logica y una compasion que solo el peso de siglos podia forjar, el se interpuso entre la alquimista y la muerte que la acechaba, salvandola de un destino cruel a manos de la Iglesia que destino le esperar a esta pareja poco usual...