
Desde lejos te vi crecer, al principio como una oruga que cumplía su ciclo de vida; alimentándose y siguiendo la misma ruta que los demás. Sin embargo algo en ti te hacía distinta al resto, y ese algo me jalaba a ti.
Vi cuando te convertiste en un pequeño y delicado capullo, día tras día iba a cuidarte y velar que nada te pasara.
Hoy ya eres una preciosa Mariposa que va aleteando por ahí, alegrándole la vida a otros, así como lo hiciste conmigo.
Y desde aquí te veo, soñando y fantaseando que pongas tu mirada en este gusano enamorado.