El omega de Beomgyu se habia presentado de manera inesperada a temprana edad, cuando el ni siquiera sabia que significaba, y lamentablemente lo habia aprendido de la peor forma. Cuando Gyu llego a nuestras vidas era apenas un muneco roto, por lo que poco poco habiamos juntado las piezas y pensamos firmemente que podriamos arreglarlo, porque hariamos todo por el. Eramos adictos aunque nos lo negaramos y solo nos quedaba esconderlo como un secreto, nuestro secreto.