
Lía Jones no creía en el amor, pero, ¿Para qué creer? ¿Para sentir como su corazón se partía en miles de pedazos como sucedió años atrás?
Ella decidió no hacerlo, no creer en lo cliché, en el amor...
Él, le enseño que el amor si existe, pero se lo enseño de la peor manera posible.
La vida de Alec era perfecta, la de ella una jodida pesadilla, pero ambos se complementaban entre si, y eso era lo que los hacia, de alguna extraña forma, perfectos.
Aunque, Lía siempre tuvo razón... Los cuentos de hadas, no existen.