
Érase una vez, en un país lejano, una joven y altiva mujer que se negó a dejar una ofrenda a los dioses; "conmigo basta para heredar belleza a mi pequeña" declaró haciéndolos enfurecer.
La diosa Semele lanzó entonces, sobre su bebé, una maldición. "Será la mujer más hermosa sobre la tierra-dijo-pero los hombres la amarán hasta la locura, todos ellos.
Al pasar los años la mujer se vanaglorio de la belleza de su hija, pero se horrorizo al descubrir que la maldición era literal. Sufrió del dolor al saber que el hombre que su hija amara no la amaría de vuelta, y el rencor se volvió contra ella cuando descubrió que su padre y hermanos estaban locamente enamorados de ella.