
María no podía dar a luz, pero si pudo brindarle luz a la vida de trece chicas.
Sin embargo, cuando sus hijas se fueron mudando empezó a vaciarsele la casa que siempre tuvo llena de ruido. Empezó a quedarse sin objetivos y a perder el enfoque. Volvió a recordar que lo tenía a él, aquel que la acompaño la mitad de su vida.
Los recuerdos buenos y malos no se pueden simplemente deshechar.
¿Dejaría María que su luz se extinguirá?