{Secuela del fanfic "Los Limites de Nuestro Amor Eterno"}.
Nada podia ser mas perfecto, una vida llena de luces y realmente excepcional. Los anos habian hecho su trabajo y, ahora, tenian a aquellos dos amantes, puros y tiernos, bajo una nube de esperanza y de un romance que, dia a dia, se hacia mas fuerte. Aquellos brazos, tan dulces, protectores, iban resguardando aquellos corazones que, actualmente, no daban mas de la dicha con todo lo que estaban pasando.
Tenian un porvenir maravilloso, unos multiples suenos tan divinos y etereos que, ya venian en camino y estaban a punto de tomar forma y caer en la realidad. Aquel amor tan sincero y deslumbrante, tan verdadero, que se habia prometido conquistar el universo entero, sumado a la amistad que lograron consolidar con los seres que querian y que ocupaban un lugar en su corazon como tambien lo hacian ellos en los demas, formo una familia preciada. Sin embargo, cuando menos lo esperaban, ocurrio algo que remecio todo su alrededor. Se quebranto su fantasia hecha realidad y se torno confusa y turbulenta. La llegada de alguien con buenas intenciones, con una mirada idealista y llena de humildad, trastoco su dia a dia, pues aquella persona estaba repleta de heridas sin sellar en su interior y es que...
Quien era "El Fantasma de la Opera", sino el que le arrebato, hipoteticamente, la vida a su padre y arruino la de su madre. Quien era ese hombre que, dichosamente sonreia y trataba de olvidar un pasado lleno de culpas y responsabilidades en las que, jamas, tuvo papel alguno. Y no era posible el permitir que aquello continuara, que su existencia se volviese mas linda con el paso del tiempo, porque el que danaba la vida de alguien, no merecia quedar invicto de aquel sufrimiento, de las lagrimas que se derramaron por sus acciones infundadas.
Porque, el que dana la vida de un inocente merece venganza y no importaba dejar a ese amor como un rastro en la eternidad.
