
La idea universal de «a más dolor, más poesía» no me es suficiente. Siento que encontramos la mejor poesía al observar, reflexionar, experimentar y fluir. Y al dejarnos llevar por cualquier emoción que nos sacuda. Sobre todo eso último.
Lo más precioso en cualquier ámbito es la variedad y, en cuanto a este arte se refiere, la representación real de diferentes situaciones y estados de ánimo me entusiasma. El poder sumergirte en una escena atípica, de una manera tan cautivadora.
En este pequeño poemario he recopilado charlas que he tenido conmigo misma varias veces. El hilo conductor de esta obra no será en absoluto el dolor, a pesar de que es algo que me ha acompañado, sino la reflexión. Espero que al mostrar estos pedazos de mí puedan verse reflejados en otras mentes, en otras almas.